domingo, 10 de septiembre de 2023

Momentos de Vida

 

Ideas y algo más

Hoy me surge la chispa y se me ocurre volver a activar ese bloc que comencé hace años para publicar biografías e información que se les pedía a los estudiantes y que, por falta de una página web institucional, no podían realizar, y reflexionando sobre esto, surge otra idea o critica a un ex gobierno que nos prohibió, a las instituciones públicas tenerlas, creo que, no visualizaron que la tecnología y el alcance de la información es imparable.

Por otra parte, también la parte administrativa de las instituciones educativas sufrieron a ausencia de servidores exclusivamente administrativos, quedándose las bibliotecas de los colegios sin personal que les atienda, y las secretarias, subsistiendo con la colaboración docente, mucho de ellos a los que se les pide labores para lo que no estudiaron, así es que los blocs, es una herramienta de comunicación, que nos ayuda a suplir en parte, a las bibliotecas desaparecidas.

Para la fiesta de la lectura en la institución donde trabajo, en el año 2017 escribí mis datos biográficos y anécdotas de vida, y se quedaron por ahí archivadas, ahora buscando ideas de agradecimiento al homenaje que me realizaron compañeros, excompañeros, de trabajo, pero realmente amigos de corazón, personas con las que he tenido mucha afinidad, y un sincero aprecio, encontré un artículo, que ahora pongo aquí, pero al que adicionare, más adelante palabras, que pasan por mi mente, y que en mi sentir es tan grande que es difícil decirlo con palabras.

Momentos de Vida de Yanina Guthnara Moreira Solórzano

Remontarnos años atrás no es fácil, y menos aún para hablar sobre una misma, pero veamos, nací un 12 de septiembre de 1963, en Chone, mis padres son la Prof. Mariana de Jesús Solórzano Ferrín, y el Prof. Víctor Hugo Moreira Loor. Recuerdo que hasta que tuve cinco o seis años vivíamos en el barrio de Santa Martha, en una casa de caña construida en un solar, que el padre de mi madre, le había regalado cuando se casó, tenía un patio donde había varias matas de café, y cuando las pepitas estaban rojas las cogíamos e íbamos a venderlas un poco más allá de la casa, donde había una piladora de café, una vez, en el camino nos encontramos una iguana inmensa, no nos atrevimos a pasar, tuvimos que esperar a que se fuera para poder ir a entregar los granos de café.

Otro momento inolvidable vivido, es en la propiedad de mi abuelo materno, que colindaba con nuestra casa, solo teníamos que caminar un poco, por en medio de árboles frutales y llegábamos a la casa, que estaba construida frente al rio Chone, mamita Julia, como le decía a mi abuela y papito Alfonso, como le decía a mi abuelo, eran dos seres muy consentidores, de su primera nieta, mi abuelita tejía y cocía, los más hermosos modelos para vestir y mi abuelito lo recuerdo a la orilla del rio, sentado, con su machete cortando cacao, dándome para que chupara las semillas, luego me colocaba encima de las terrazas, donde se secaban las semillas de cacao, para que caminara encima de ellas, tratando de separarlas para que se secaran bien, para mí eso era un juego, aunque realmente, es parte del sistema de producción del chocolate.



Aproximadamente por 1968, nos cambiamos de casa, pasamos a vivir en el centro, en una casa también de caña, que era de mis abuelos paternos, concretamente al lado de ellos, años después de que mis padres emprendieran en algunos negocios, aparte de ser docentes, y  pudieron comprar la casa que colindaba con la que vivían, y después comprar el terreno de la casa de sus padres a todos sus hermanos. Actualmente vivo con mi madre, en el primer piso alto, ya que mi padre falleció hace algunos años atrás, soy de estado civil soltera, soy la mayor de cuatro hermanos, me sigue Mariana Marice, vive con sus hijos en el segundo piso, Eva Katerine vive en USA y José Víctor Hugo, con su esposa y tres hijos, vive entre Manta y Chone, en casas adquiridas por ellos.

Mi abuelo Antonio, era chofer, mecánico, arreglaba baterías de carros, pero también le encantaba la música, mi abuelita Rosita, la que realmente era, tía abuela, porque la mamá de mi padre murió, cuando él era pequeño, y su papá se volvió a casar con una de sus cuñadas, la que se hizo cargo de los cinco hijos de su hermana, ella era comerciante y productora, hacia los más exquisitos manjares, suspiros y rompopes para vender.

De mis tíos, recuerdo a mi tía Rosa Eva Moreira Loor de Moreno Polo, tocaba el acordeón y el piano, compuso varias melodías entre ellas el Himno al Colegio Raymundo Aveiga, le encantaba deleitarnos con su música, y la de su padre, porque aunque él, no fue conocido en su tiempo, compuso cinco melodías; con una grabadora toca cinta, el esposo de Doña Evita, las dejo grabadas, tal vez tratando de que no queden en el olvido, por eso yo también con la grabadora de sonido de la computadora las pase a archivo digital y de ellas ya tengo unas subidas en YouTube, para que cualquier persona las pueda escuchar.

En primer año de la escuela lo hice en la Escuela “Aurelio Salazar”, pero mi madre pensaba que para evitar conflictos de intereses, era mejor que sus hijos estudiaran en una institución, donde ni ella, ni mi padre trabajaran, así que pase al segundo grado, a la escuela “México”, ahí termine la primaria y pase en la secundaria al Colegio Nacional “Amazonas”, ahí me incorpore como bachiller en Humanidades Modernas especialidad Físico Matemático.

Como anécdota de mi la escuela recuerdo que había una sesión de árboles, donde se creía que habitaba el diablo, todos los días mis compañeras y yo desafiamos, en la hora del receso al diablo, yendo hacia ya, y cuando se suponía que venía a cogernos corríamos, hacia el lado opuesto, hasta que me caí y raspe las rodillas,  de ahí nunca más volví a ir hacia allá.

También fui víctima de los castigos de los reglazos, una vez en segundo grado, porque no me sabia las tablas de multiplicar, la profesora me castigo con una regla, bueno aunque esas acciones se te graban en el corazón, también es verdad, que me sirvió para que me aprendiera las tablas. La segunda vez, que me dieron un reglazo, fue porque no había llevado un cuaderno, que supuestamente la profesora había pedido, pero ¡oh sorpresa! la mayoría del grado  no lo llevo, nosotros aducíamos, que la profesora no, nos había avisado, pero igual a todas nos castigaron, cuando llegue a la casa llorando, le conté a mi padre, quien a pesar de lo fregado que era, al día siguiente le fue a preguntar a la profesora las razones del castigo y manifestarle que no estaba de acuerdo, yo estaba en quinto grado, creo que sirvió para que la profesora, nunca más volviera a castigar físicamente a algún estudiante.

Del colegio recuerdo que del básico, debo agradecer aprender a escribir a máquina, ahora no tengo dificultad de usar todos los dedos en la computadora, pues en ese entonces se daban las optativas y yo estuve en Comercio y Administración, aunque también viene a mi mente el sacrificio que hacia caminando desde mi casa, que quedaba en el centro, hasta el colegio con la máquina de escribir agarrada con las dos manos, en ese momento odiaba a ese artefacto, porque había algunas calles de por medio. También recuerdo que tuve un profesor de matemáticas el Ing. Enrique Reyes, quien al parecer le gustaba mucho el campo, porque cuando nos daba logaritmos, nos exigía llevar el libro de logaritmos y decía “NO SE OLVIDEN DE SU MACHETE”, esta es su herramienta de trabajo, excelente maestro, con el aprendí mucho, en sexto curso, fue nuestro dirigente de curso, nos llevó de paseo de fin de año, viajamos hasta Cali- Colombia, fue realmente hermoso.

En ese entonces no había elaboración de proyecto de vida, o de los objetivos que nos trazamos cumplimos o esperamos cumplir, he vivido mi vida, día a día, al terminar la secundaria pensé que quería ser arquitecta, pase un año viviendo en Guayaquil, venía a Chone cada 15 días, pero cuando me tocaba la hora de irme, me entraba una nostalgia y ganas de llorar, es decir, no me quería ir, hasta que un día tome la decisión, me voy a Chone, “vivir lejos de mi tierra no es para mí”.

Al llegar a Chone, entro el accionar  de mi querida madre, quien me dijo, “o estudias o te quedas en la casa haciendo oficios”, entonces acudimos a una de mi tías y su esposo, que por ese entonces estaba también estudiando y tenía muy buenos contactos en la Universidad Técnica de Manabí, para ver que podía estudiar, y como estaba en Portoviejo, podía venirme a Chone, todos los fines de semana, o cuando no tuviese clases, entonces de las opciones que había, escogí “Economía”, me incorpore de Economista en agosto de 1991.

Anécdotas o buenos momentos vividos en familia, son muchos, como por ejemplo: las idas los fines de semana al cantón el Carmen, donde teníamos una propiedad y disfrutábamos del campo, o las idas a la playa de San Jacinto, o simplemente cuando hacia mis experimentos culinarios para navidad o un cumpleaños y nos sentábamos a la mesa en familia a degustarlos, pero viene a mi mente uno en especial, el paseo que hicimos por allá por el año 1991 o 1992, a las Islas Galápagos, un tour en crucero que se llamaba “Galápagos Explorer”, fueron cuatro días de navegar por las islas, caminatas, y apreciación de la riqueza natural de las islas encantadas, inolvidables, grabadas en mi mente y corazón.

Luego de graduarme, llego el momento de buscar empleo, gracias a las conexiones del esposo de una tía, quien desempeñaba un alto puesto en el Ministerio de Bienestar Social, logre trabajar en Portoviejo como Analista Financiero, por espacio de varios meses, pero renuncie porque lastimosamente en el programa que trabaja, se involucraron personas peligrosas, por lo que preferí evitar riesgos innecesarios, pero por ese entonces ya se había publicado un concurso de méritos y oposición de docente de Contabilidad en el Colegio Nacional Técnico “Raymundo Aveiga”, en el que postule y después de varios meses gane el concurso y entre a laborar como profesora, no de una asignatura, sino de varias, era una enciclopedia andante.

Han transcurrido varios años, desde que entre a trabajar como docente, concretamente el 30 de abril de 1993, después de unos meses de hacer amistades, el Lcdo. Guillermo Rodríguez Patiño, me hacía bromas, porque yo tenía un título que no era docente, decía que, el gobierno me iba a sacar, por lo que tome en serio sus bromas, así que aproveche la ventaja de estudiar a distancia, que ese tiempo promocionaba la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) y obtuve el título de Profesora de Educación Media, por allá, por el año de 1996; en el 2010 gane un concurso como Vicerrectora en la misma institución, por lo que me vi en la necesidad de volver a estudiar y en 2012 obtuve el título de Magister en Gerencia y Liderazgo Educacional.

Me encanta ser docente, he tratado de guiar en el aprendizaje a los estudiantes, pero también he aprendido de otros docentes, recuerdo los consejos del Lcdo. Bolívar Ortega Avalos, quien me designo para estar a cargo de la elaboración de horarios, como preparándome para que lo reemplazara posteriormente a su temprano fallecimiento; o con los pedidos de el Dr. Nicolás García Andrade, siendo Rector, por allá por el año 2004, que nos puso al área de Comercio y Administración, a la comisión de gestión institucional de la que fui parte, a realizar un estudio de mercado para ver la posibilidad de abrir nuevas especialidades, en ese entonces solo ofertábamos tres; así como también nos solicitó realizar un estudio del personal, para ver si contábamos con el elemento humano necesario, todo eso lo hicimos sin tener experiencia alguna, solo investigando y haciéndolo en un trabajo en equipo de docentes y estudiantes, a partir de los resultados de estos estudios, se comenzó a ofertar dos especialidades más.

Otra vivencia fue como miembro de la comisión de gestión de educación técnica, aprendiendo y capacitando sobre estándares educativos y sus descriptores, fueron algunos años siendo parte de un equipo provincial, en el que nos hacían trasladarnos a otras ciudades a compartir experiencias, cada esfuerzo valía la pena, ahora solo quedan recuerdos, pues estas capacitaciones presenciales, han sido remplazadas por las virtuales, que si bien, particularmente las prefiero, no es lo mismo que cuando se comparte personalmente con otros seres humanos y se recibe el calor fraterno de sus emociones, puntos de vistas, gestos  y observas, reacciones que no puedes ver virtualmente, pero hay que estar a la par con la tecnología y solo queda preparase día a día, para seguir formando a nuestros jóvenes estudiantes, lo mejor que se pueda hacer.


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