SEMBLANZA DE UNA BELLA DAMA
Cabello de plata, ojos de mirar dulce que han visto lo mejor y lo peor del
mundo, pero por su alma noble conserva siempre la sonrisa que calma los dolores
y heridas de la vida.
Mariana de Jesús Solórzano Ferrín es la segunda hija de la entrañable
pareja formada por don Enrique Alfonso Solórzano Barberán y Julia de las Nieves
Ferrín Solórzano.
La niña juguetona, laboriosa, que acompañaba a Papito Alfonso en las vegas
de Santa Martha, nació el 10 de diciembre de 1942, desde siempre buscó tareas
para emprender, pues su carácter la motivaba a tomar la iniciativa y no
desmayar en el trabajo. Por ello se inició en el magisterio muy jovencita, con
16 años en Calceta, y luego en la Escuela “Aurelio Salazar” de Chone,
institución que se nutrió de su sapiencia, entusiasmo, responsabilidad y
generosidad en el trato con los estudiantes y en todas las actividades educativas.
Heredando la gentil belleza de la mujer chonense, creció en señorío y exquisitez
lo cual sumado a su brillante intelecto la hicieron el ideal de la juventud de
esa época. Mas esta dama tan especial encontró la otra mitad de su alma en
el caballero chonense don Víctor Hugo
Moreira Loor con quien se casó el 27 de
octubre de 1962 procreando 4 hijos: Yanina Guthnara, Mariana Maricé, Eva Katherine y José Víctor Hugo, quienes
completaron la dulce felicidad de esta pareja que tuvo siempre como propósito
de vida la formación de una familia cariñosa, noble en sus virtudes, y que hoy colman
el corazón de la Mami Mariana con 5 nietos y 1 una bisnieta, completando el
legado familiar.
El enero del 2000, luego de una enfermedad muy dolorosa perdió al compañero
de su vida, pero su romántico corazón guardó siempre la ternura para entender a
todos aquellos que buscan formar una familia y tienen en ella un oído atento y
el sabio consejo.
Heredó de su madre, además de la belleza distinguida la magia en sus dedos
para el tejido, así a todos nos ha entregado alguna muestra de su arte y
vocación, todos los niños de la familia han recibido las prendas en las que se
entretejen maravillosamente el legado familiar, el fino arte del tejido y el generoso
gesto cariñoso de esta tía divina.
Mujer
virtuosa que
Amor
entregas en cada gesto,
Risueña
en tu mirar
I en tus
palabras
Afable
siempre con gentil mirada
Nos
acoges con calidez en tu hogar
Irradiando
cariño maternal, así como
Total
gentileza y hospitalidad
Albricias
por tu vida TÍA QUERIDA.
Chone, diciembre 10 de 2022
Palabras expresadas la Mg. Magaly Avellán Avellán de Arteaga, en el homenaje por el cumpleaños número 80 de la Sra. Mariana de Jesús Solórzano Ferrín.
Memorias de un ayer
Estos hechos sucedieron en el cantón Chone, en
el barrio de Santa Martha, en una finca llamada “BALSA MARAGUA”, la que era
un encanto tropical, lleno de árboles principalmente frutales, por donde pasaba
las cantarinas aguas del rio Chone, donde las personas disfrutaban nadando y
haciendo bromas a los señores Balseros que navegaban por el rio, llevando
plátanos, otras frutas y mercadería en general.
En esta propiedad vivía la familia Solórzano
Ferrín, cuyo hogar tenía varios hijos y el siguiente relato, es de una sus
hijas, quien se parecía mucho a su mamá, a la que, ayudaba en las tareas del
hogar y de la propiedad, tenia de tez morena, y le gustaba hacer muchas bromas.
Cuenta que, en una de las quintas vecinas,
también hermosa, con árboles de limones, naranjas, mangos etc., cuyos dueños
eran familia de la suya, pero que por circunstancias lamentables tuvieron que
dejar la casa, y la dejaron al cuidado de unos amigos, Don Guido Lucas y Ana
Murillo; un día anocheciendo, alrededor de las seis de la tarde, a la niña se
le ocurrido hacerles una broma, lanzando hacia el techo de la casa limones
recogidos, de los caídos de los árboles. Al día siguiente los señores
cuidadores aterrados del ruido que hacían los limones sobre el techo, abandonaron
la casa, y ni siquiera porque se les explico que, había sido una broma, no
creyendo en ésta, y se fueron.
En otra ocasión, en las playas del bello rio
Chone, un viernes santo, jugaban los hermanos de la niña (Barni y Miguel),
junto con unos amigos (Napoleón, Toti, etc.), al pepo, bolichas, etc., y a la
niña se le ocurre hacerles una broma, se vistió de negro y les comenzó a lanzar
piedras y palos, los niños aterrados corrieron a la casa, a contar lo que
habían visto, “una persona vestida de negro, con la cabellera alborotada”. Por
otra parte, la niña bromista, también emprende la carrera y sube a la casa por
la parte de atrás, a través de un cerco del chiquero, a la azotea, disimulando
tranquilidad, como si no hubiera hecho nada, pero su mamá Doña Julia Ferrín,
sabiendo que tenía una hija muy bromista, enseguida llamó a su hija para
investigar que había hecho, pero ella estaba tranquila y callada. Los niños
estaban tan aterrados que nunca más jugaron en el rio, un viernes santo.
También cuenta, que el destino a ella le jugo
una broma, un día la mamá la envió a comprar huevos, donde una vecina que vivía
al otro extremo de la finca, la Señora Filadelfia, quien era bella en el trato
con sus vecinos, a quienes regalaba corozos, mangos etc.; ya de regreso al
anochecer, tras la niña, la seguía un gorrioncillo negro, de cabeza y pecho
rojo, el cual iba de rama en rama, ella escuchaba el silbido del pajarito,
quien supuestamente le decía “judía allá va”, es así, que la niña
le entro mucho miedo y comenzó a correr y correr, quebrando todos los huevos
que había comprado. Fue tanto el susto que paso, que sus familiares festejaron
lo que había ocurrido con el pajarito, ya que era una forma de pagar, por todas
las bromas que ella hacía.
Relatos de la niña, hoy Doña Mariana de Jesús
Solórzano Ferrín.
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