martes, 12 de septiembre de 2023

LLEGANDO A LOS 60 AÑOS.

 

LLEGANDO A LOS 60 AÑOS. “GRACIAS”

"Uno puede devolver un préstamo de oro, pero está en deuda de por vida con aquellos que son amables." (Proverbio tradicional)

Hoy 12 de septiembre, cumplo un año más de vida, pero como nunca antes celebrado con bastante anticipación, por mis compañeros, ex compañeros, amigos de corazón a los que les digo que la palabra “gracias” se queda demasiado corta para expresar toda mi gratitud a todos y cada uno de ustedes, no hay palabras suficientes para expresar mi agradecimiento sincero, sus palabras de aprecio han sido el mejor regalo, ya que además de celebrar mi cumple, se transformó en un homenaje a mi labor como docente, ya próxima si Dios lo permite a jubilarme, aunque preveo que este año lectivo lo termino enterito.


Recibir un homenaje por una labor, que es propia de nuestras obligaciones, y por la que nos pagan, no es esperada, por lo menos de mi parte, pero se siente muy lindo recibir, lo inesperado de personas con las que hemos compartido, meses, años de trabajo, con unos, tal vez con más afinidad que con otros, pero con todos guardando el respeto necesario y dando lo mejor de nosotros, para hacer lo mejor que podamos en nuestras labores diarias. Aunque no lo diga, mi corazón recuerda cada gesto amable, cada favor y cada sonrisa que alegró mi vida. Gracias a todos los que hacéis de mi vida la mejor, estaré eternamente agradecida.

Algunas de las fotos de recuerdo.
https://photos.app.goo.gl/kKeR8TfzxRdCXt4y7

domingo, 10 de septiembre de 2023

BIOGRAFÍA VÍCTOR HUGO MORERÍA LOOR

 

BIOGRAFÍA VÍCTOR HUGO MORERÍA LOOR


Víctor Hugo Moreira Loor, nació en Chone, el 28 de diciembre de 1940, murió el 27 de enero de 2000. Estudio en la escuela Juan Montalvo y la secundaria en el  normal Eugenio Espejo, donde se graduó como Bachiller en Ciencias de la Educación. Se casó con la Profesora Mariana de Jesús Solórzano Ferrín, con la cual procreo cuatro hijos: Yanina, Maricé, Katerine y José Víctor Hugo Moreira Solórzano. Se desempeñó trabajando en varias áreas, entre las principales, taxista, ganadero, comerciante  y docente, en esta última actividad lo hizo en el entonces Colegio Nacional Técnico “Raymundo Aveiga”, en el año de 1973, acogiéndose a la jubilación por enfermedad en el año de 1993, es decir laboro por un espacio de 20 años, principalmente en la asignatura y área de Ciencias Naturales en el ciclo básico. Se destacó como líder en la comunidad de Chone, fue socio fundador y  presidente de la Cooperativa  de taxis Atahualpa; presidente de la Asociación de distribuidores de gas de la provincia de Manabí y Presidente de la Asociación de profesores del colegio Raymundo Aveiga.



SEMBLANZA DE UNA BELLA DAMA

 SEMBLANZA DE UNA BELLA DAMA

Cabello de plata, ojos de mirar dulce que han visto lo mejor y lo peor del mundo, pero por su alma noble conserva siempre la sonrisa que calma los dolores y heridas de la vida.

Mariana de Jesús Solórzano Ferrín es la segunda hija de la entrañable pareja formada por don Enrique Alfonso Solórzano Barberán y Julia de las Nieves Ferrín Solórzano.

La niña juguetona, laboriosa, que acompañaba a Papito Alfonso en las vegas de Santa Martha, nació el 10 de diciembre de 1942, desde siempre buscó tareas para emprender, pues su carácter la motivaba a tomar la iniciativa y no desmayar en el trabajo. Por ello se inició en el magisterio muy jovencita, con 16 años en Calceta, y luego en la Escuela “Aurelio Salazar” de Chone, institución que se nutrió de su sapiencia, entusiasmo, responsabilidad y generosidad en el trato con los estudiantes y en todas las actividades educativas.

Heredando la gentil belleza de la mujer chonense, creció en señorío y exquisitez lo cual sumado a su brillante intelecto la hicieron el ideal de la juventud de esa época. Mas esta dama tan especial encontró la otra mitad de su alma en el  caballero chonense don Víctor Hugo Moreira Loor con quien se casó el  27 de octubre de 1962  procreando 4 hijos:  Yanina Guthnara, Mariana Maricé,  Eva Katherine y José Víctor Hugo, quienes completaron la dulce felicidad de esta pareja que tuvo siempre como propósito de vida la formación de una familia cariñosa, noble en sus virtudes, y que hoy colman el corazón de la Mami Mariana con 5 nietos y 1 una bisnieta, completando el legado familiar.

El enero del 2000, luego de una enfermedad muy dolorosa perdió al compañero de su vida, pero su romántico corazón guardó siempre la ternura para entender a todos aquellos que buscan formar una familia y tienen en ella un oído atento y el sabio consejo.

Heredó de su madre, además de la belleza distinguida la magia en sus dedos para el tejido, así a todos nos ha entregado alguna muestra de su arte y vocación, todos los niños de la familia han recibido las prendas en las que se entretejen maravillosamente el legado familiar, el fino arte del tejido y el generoso gesto cariñoso de esta tía divina.

Mujer virtuosa que

Amor entregas en cada gesto,

Risueña en tu mirar

I en tus palabras

Afable siempre con gentil mirada

Nos acoges con calidez en tu hogar

Irradiando cariño maternal, así como

Total gentileza y hospitalidad

Albricias por tu vida TÍA QUERIDA.

Chone, diciembre 10 de 2022

Palabras expresadas la Mg. Magaly Avellán Avellán de Arteaga, en el homenaje por el cumpleaños número 80 de la Sra. Mariana de Jesús Solórzano Ferrín.

 

Memorias de un ayer

Estos hechos sucedieron en el cantón Chone, en el barrio de Santa Martha, en una finca llamada “BALSA MARAGUA”, la que era un encanto tropical, lleno de árboles principalmente frutales, por donde pasaba las cantarinas aguas del rio Chone, donde las personas disfrutaban nadando y haciendo bromas a los señores Balseros que navegaban por el rio, llevando plátanos, otras frutas y mercadería en general.

En esta propiedad vivía la familia Solórzano Ferrín, cuyo hogar tenía varios hijos y el siguiente relato, es de una sus hijas, quien se parecía mucho a su mamá, a la que, ayudaba en las tareas del hogar y de la propiedad, tenia de tez morena, y le gustaba hacer muchas bromas.

Cuenta que, en una de las quintas vecinas, también hermosa, con árboles de limones, naranjas, mangos etc., cuyos dueños eran familia de la suya, pero que por circunstancias lamentables tuvieron que dejar la casa, y la dejaron al cuidado de unos amigos, Don Guido Lucas y Ana Murillo; un día anocheciendo, alrededor de las seis de la tarde, a la niña se le ocurrido hacerles una broma, lanzando hacia el techo de la casa limones recogidos, de los caídos de los árboles. Al día siguiente los señores cuidadores aterrados del ruido que hacían los limones sobre el techo, abandonaron la casa, y ni siquiera porque se les explico que, había sido una broma, no creyendo en ésta, y se fueron.

En otra ocasión, en las playas del bello rio Chone, un viernes santo, jugaban los hermanos de la niña (Barni y Miguel), junto con unos amigos (Napoleón, Toti, etc.), al pepo, bolichas, etc., y a la niña se le ocurre hacerles una broma, se vistió de negro y les comenzó a lanzar piedras y palos, los niños aterrados corrieron a la casa, a contar lo que habían visto, “una persona vestida de negro, con la cabellera alborotada”. Por otra parte, la niña bromista, también emprende la carrera y sube a la casa por la parte de atrás, a través de un cerco del chiquero, a la azotea, disimulando tranquilidad, como si no hubiera hecho nada, pero su mamá Doña Julia Ferrín, sabiendo que tenía una hija muy bromista, enseguida llamó a su hija para investigar que había hecho, pero ella estaba tranquila y callada. Los niños estaban tan aterrados que nunca más jugaron en el rio, un viernes santo.

También cuenta, que el destino a ella le jugo una broma, un día la mamá la envió a comprar huevos, donde una vecina que vivía al otro extremo de la finca, la Señora Filadelfia, quien era bella en el trato con sus vecinos, a quienes regalaba corozos, mangos etc.; ya de regreso al anochecer, tras la niña, la seguía un gorrioncillo negro, de cabeza y pecho rojo, el cual iba de rama en rama, ella escuchaba el silbido del pajarito, quien supuestamente le decía “judía allá va”, es así, que la niña le entro mucho miedo y comenzó a correr y correr, quebrando todos los huevos que había comprado. Fue tanto el susto que paso, que sus familiares festejaron lo que había ocurrido con el pajarito, ya que era una forma de pagar, por todas las bromas que ella hacía.

Relatos de la niña, hoy Doña Mariana de Jesús Solórzano Ferrín.

 



Momentos de Vida

 

Ideas y algo más

Hoy me surge la chispa y se me ocurre volver a activar ese bloc que comencé hace años para publicar biografías e información que se les pedía a los estudiantes y que, por falta de una página web institucional, no podían realizar, y reflexionando sobre esto, surge otra idea o critica a un ex gobierno que nos prohibió, a las instituciones públicas tenerlas, creo que, no visualizaron que la tecnología y el alcance de la información es imparable.

Por otra parte, también la parte administrativa de las instituciones educativas sufrieron a ausencia de servidores exclusivamente administrativos, quedándose las bibliotecas de los colegios sin personal que les atienda, y las secretarias, subsistiendo con la colaboración docente, mucho de ellos a los que se les pide labores para lo que no estudiaron, así es que los blocs, es una herramienta de comunicación, que nos ayuda a suplir en parte, a las bibliotecas desaparecidas.

Para la fiesta de la lectura en la institución donde trabajo, en el año 2017 escribí mis datos biográficos y anécdotas de vida, y se quedaron por ahí archivadas, ahora buscando ideas de agradecimiento al homenaje que me realizaron compañeros, excompañeros, de trabajo, pero realmente amigos de corazón, personas con las que he tenido mucha afinidad, y un sincero aprecio, encontré un artículo, que ahora pongo aquí, pero al que adicionare, más adelante palabras, que pasan por mi mente, y que en mi sentir es tan grande que es difícil decirlo con palabras.

Momentos de Vida de Yanina Guthnara Moreira Solórzano

Remontarnos años atrás no es fácil, y menos aún para hablar sobre una misma, pero veamos, nací un 12 de septiembre de 1963, en Chone, mis padres son la Prof. Mariana de Jesús Solórzano Ferrín, y el Prof. Víctor Hugo Moreira Loor. Recuerdo que hasta que tuve cinco o seis años vivíamos en el barrio de Santa Martha, en una casa de caña construida en un solar, que el padre de mi madre, le había regalado cuando se casó, tenía un patio donde había varias matas de café, y cuando las pepitas estaban rojas las cogíamos e íbamos a venderlas un poco más allá de la casa, donde había una piladora de café, una vez, en el camino nos encontramos una iguana inmensa, no nos atrevimos a pasar, tuvimos que esperar a que se fuera para poder ir a entregar los granos de café.

Otro momento inolvidable vivido, es en la propiedad de mi abuelo materno, que colindaba con nuestra casa, solo teníamos que caminar un poco, por en medio de árboles frutales y llegábamos a la casa, que estaba construida frente al rio Chone, mamita Julia, como le decía a mi abuela y papito Alfonso, como le decía a mi abuelo, eran dos seres muy consentidores, de su primera nieta, mi abuelita tejía y cocía, los más hermosos modelos para vestir y mi abuelito lo recuerdo a la orilla del rio, sentado, con su machete cortando cacao, dándome para que chupara las semillas, luego me colocaba encima de las terrazas, donde se secaban las semillas de cacao, para que caminara encima de ellas, tratando de separarlas para que se secaran bien, para mí eso era un juego, aunque realmente, es parte del sistema de producción del chocolate.



Aproximadamente por 1968, nos cambiamos de casa, pasamos a vivir en el centro, en una casa también de caña, que era de mis abuelos paternos, concretamente al lado de ellos, años después de que mis padres emprendieran en algunos negocios, aparte de ser docentes, y  pudieron comprar la casa que colindaba con la que vivían, y después comprar el terreno de la casa de sus padres a todos sus hermanos. Actualmente vivo con mi madre, en el primer piso alto, ya que mi padre falleció hace algunos años atrás, soy de estado civil soltera, soy la mayor de cuatro hermanos, me sigue Mariana Marice, vive con sus hijos en el segundo piso, Eva Katerine vive en USA y José Víctor Hugo, con su esposa y tres hijos, vive entre Manta y Chone, en casas adquiridas por ellos.

Mi abuelo Antonio, era chofer, mecánico, arreglaba baterías de carros, pero también le encantaba la música, mi abuelita Rosita, la que realmente era, tía abuela, porque la mamá de mi padre murió, cuando él era pequeño, y su papá se volvió a casar con una de sus cuñadas, la que se hizo cargo de los cinco hijos de su hermana, ella era comerciante y productora, hacia los más exquisitos manjares, suspiros y rompopes para vender.

De mis tíos, recuerdo a mi tía Rosa Eva Moreira Loor de Moreno Polo, tocaba el acordeón y el piano, compuso varias melodías entre ellas el Himno al Colegio Raymundo Aveiga, le encantaba deleitarnos con su música, y la de su padre, porque aunque él, no fue conocido en su tiempo, compuso cinco melodías; con una grabadora toca cinta, el esposo de Doña Evita, las dejo grabadas, tal vez tratando de que no queden en el olvido, por eso yo también con la grabadora de sonido de la computadora las pase a archivo digital y de ellas ya tengo unas subidas en YouTube, para que cualquier persona las pueda escuchar.

En primer año de la escuela lo hice en la Escuela “Aurelio Salazar”, pero mi madre pensaba que para evitar conflictos de intereses, era mejor que sus hijos estudiaran en una institución, donde ni ella, ni mi padre trabajaran, así que pase al segundo grado, a la escuela “México”, ahí termine la primaria y pase en la secundaria al Colegio Nacional “Amazonas”, ahí me incorpore como bachiller en Humanidades Modernas especialidad Físico Matemático.

Como anécdota de mi la escuela recuerdo que había una sesión de árboles, donde se creía que habitaba el diablo, todos los días mis compañeras y yo desafiamos, en la hora del receso al diablo, yendo hacia ya, y cuando se suponía que venía a cogernos corríamos, hacia el lado opuesto, hasta que me caí y raspe las rodillas,  de ahí nunca más volví a ir hacia allá.

También fui víctima de los castigos de los reglazos, una vez en segundo grado, porque no me sabia las tablas de multiplicar, la profesora me castigo con una regla, bueno aunque esas acciones se te graban en el corazón, también es verdad, que me sirvió para que me aprendiera las tablas. La segunda vez, que me dieron un reglazo, fue porque no había llevado un cuaderno, que supuestamente la profesora había pedido, pero ¡oh sorpresa! la mayoría del grado  no lo llevo, nosotros aducíamos, que la profesora no, nos había avisado, pero igual a todas nos castigaron, cuando llegue a la casa llorando, le conté a mi padre, quien a pesar de lo fregado que era, al día siguiente le fue a preguntar a la profesora las razones del castigo y manifestarle que no estaba de acuerdo, yo estaba en quinto grado, creo que sirvió para que la profesora, nunca más volviera a castigar físicamente a algún estudiante.

Del colegio recuerdo que del básico, debo agradecer aprender a escribir a máquina, ahora no tengo dificultad de usar todos los dedos en la computadora, pues en ese entonces se daban las optativas y yo estuve en Comercio y Administración, aunque también viene a mi mente el sacrificio que hacia caminando desde mi casa, que quedaba en el centro, hasta el colegio con la máquina de escribir agarrada con las dos manos, en ese momento odiaba a ese artefacto, porque había algunas calles de por medio. También recuerdo que tuve un profesor de matemáticas el Ing. Enrique Reyes, quien al parecer le gustaba mucho el campo, porque cuando nos daba logaritmos, nos exigía llevar el libro de logaritmos y decía “NO SE OLVIDEN DE SU MACHETE”, esta es su herramienta de trabajo, excelente maestro, con el aprendí mucho, en sexto curso, fue nuestro dirigente de curso, nos llevó de paseo de fin de año, viajamos hasta Cali- Colombia, fue realmente hermoso.

En ese entonces no había elaboración de proyecto de vida, o de los objetivos que nos trazamos cumplimos o esperamos cumplir, he vivido mi vida, día a día, al terminar la secundaria pensé que quería ser arquitecta, pase un año viviendo en Guayaquil, venía a Chone cada 15 días, pero cuando me tocaba la hora de irme, me entraba una nostalgia y ganas de llorar, es decir, no me quería ir, hasta que un día tome la decisión, me voy a Chone, “vivir lejos de mi tierra no es para mí”.

Al llegar a Chone, entro el accionar  de mi querida madre, quien me dijo, “o estudias o te quedas en la casa haciendo oficios”, entonces acudimos a una de mi tías y su esposo, que por ese entonces estaba también estudiando y tenía muy buenos contactos en la Universidad Técnica de Manabí, para ver que podía estudiar, y como estaba en Portoviejo, podía venirme a Chone, todos los fines de semana, o cuando no tuviese clases, entonces de las opciones que había, escogí “Economía”, me incorpore de Economista en agosto de 1991.

Anécdotas o buenos momentos vividos en familia, son muchos, como por ejemplo: las idas los fines de semana al cantón el Carmen, donde teníamos una propiedad y disfrutábamos del campo, o las idas a la playa de San Jacinto, o simplemente cuando hacia mis experimentos culinarios para navidad o un cumpleaños y nos sentábamos a la mesa en familia a degustarlos, pero viene a mi mente uno en especial, el paseo que hicimos por allá por el año 1991 o 1992, a las Islas Galápagos, un tour en crucero que se llamaba “Galápagos Explorer”, fueron cuatro días de navegar por las islas, caminatas, y apreciación de la riqueza natural de las islas encantadas, inolvidables, grabadas en mi mente y corazón.

Luego de graduarme, llego el momento de buscar empleo, gracias a las conexiones del esposo de una tía, quien desempeñaba un alto puesto en el Ministerio de Bienestar Social, logre trabajar en Portoviejo como Analista Financiero, por espacio de varios meses, pero renuncie porque lastimosamente en el programa que trabaja, se involucraron personas peligrosas, por lo que preferí evitar riesgos innecesarios, pero por ese entonces ya se había publicado un concurso de méritos y oposición de docente de Contabilidad en el Colegio Nacional Técnico “Raymundo Aveiga”, en el que postule y después de varios meses gane el concurso y entre a laborar como profesora, no de una asignatura, sino de varias, era una enciclopedia andante.

Han transcurrido varios años, desde que entre a trabajar como docente, concretamente el 30 de abril de 1993, después de unos meses de hacer amistades, el Lcdo. Guillermo Rodríguez Patiño, me hacía bromas, porque yo tenía un título que no era docente, decía que, el gobierno me iba a sacar, por lo que tome en serio sus bromas, así que aproveche la ventaja de estudiar a distancia, que ese tiempo promocionaba la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) y obtuve el título de Profesora de Educación Media, por allá, por el año de 1996; en el 2010 gane un concurso como Vicerrectora en la misma institución, por lo que me vi en la necesidad de volver a estudiar y en 2012 obtuve el título de Magister en Gerencia y Liderazgo Educacional.

Me encanta ser docente, he tratado de guiar en el aprendizaje a los estudiantes, pero también he aprendido de otros docentes, recuerdo los consejos del Lcdo. Bolívar Ortega Avalos, quien me designo para estar a cargo de la elaboración de horarios, como preparándome para que lo reemplazara posteriormente a su temprano fallecimiento; o con los pedidos de el Dr. Nicolás García Andrade, siendo Rector, por allá por el año 2004, que nos puso al área de Comercio y Administración, a la comisión de gestión institucional de la que fui parte, a realizar un estudio de mercado para ver la posibilidad de abrir nuevas especialidades, en ese entonces solo ofertábamos tres; así como también nos solicitó realizar un estudio del personal, para ver si contábamos con el elemento humano necesario, todo eso lo hicimos sin tener experiencia alguna, solo investigando y haciéndolo en un trabajo en equipo de docentes y estudiantes, a partir de los resultados de estos estudios, se comenzó a ofertar dos especialidades más.

Otra vivencia fue como miembro de la comisión de gestión de educación técnica, aprendiendo y capacitando sobre estándares educativos y sus descriptores, fueron algunos años siendo parte de un equipo provincial, en el que nos hacían trasladarnos a otras ciudades a compartir experiencias, cada esfuerzo valía la pena, ahora solo quedan recuerdos, pues estas capacitaciones presenciales, han sido remplazadas por las virtuales, que si bien, particularmente las prefiero, no es lo mismo que cuando se comparte personalmente con otros seres humanos y se recibe el calor fraterno de sus emociones, puntos de vistas, gestos  y observas, reacciones que no puedes ver virtualmente, pero hay que estar a la par con la tecnología y solo queda preparase día a día, para seguir formando a nuestros jóvenes estudiantes, lo mejor que se pueda hacer.